Uno de los regalos de este año ha sido poder participar en el debate en la revista YoDona sobre la autoestima de las mujeres junto a la periodista Cristina Villanueva. En este post puedes leer algunas conclusiones sobre el tema gracias a Isabel García Zarza:
La falta de confianza es una de las principales barreras que impiden progresar en el ámbito profesional. Afecta al 40% de los españoles, según un estudio de Linkedin. Y son las mujeres (43%), por encima de los hombres (32%), quienes sienten más inseguridad a la hora de solicitar un nuevo trabajo. España, por cierto, se sitúa entre los países con mayor brecha entre la autoestima masculina y la femenina. Esta última va mejorando con la edad hasta alcanzar su momento álgido en torno a los 60 años.
- ¿Confiamos poco en nosotras mismas?
CRISTINA VILLANUEVA: Por un lado sí, pero por otro no. Decir que la mujer tiene poca confianza en sí misma implica que padece un problema y que ha sido ella la que lo ha generado. No estoy de acuerdo en eso; la baja autoestima se debe mucho a la educación que nos han dado y a la sociedad en la que hemos crecido. Se nos educa de forma muy diferente a hombres y mujeres: a ellos pensando en el éxito que pueden alcanzar si estudian y trabajan, mientras que a nosotras no se nos pone como objetivo el triunfo profesional. No debemos culpabilizarnos por la baja autoestima.
ELENA HUERGA: En general, en España ambos sexos tenemos la autoestima baja, pero es cierto que a ellos se los educa para ser líderes, fuertes, tener éxito.. y muchos enmascaran esa falta de confianza bajo capas de dureza y nosotras, bajo capas de vulnerabilidad.
- ¿Limita esa forma de sentirse respecto a uno mismo?
CRISTINA: Muchísimo, porque no te crees tus propias habilidades y no asumes riesgos. Si ya de por sí nos cuesta salir de la zona de confort, imagina si además piensas que no tienes alas para
volar o que no hay agua en la piscina. Es mucho más complicado dar el salto. Además a nosotras se nos ha dicho que tenemos que trabajar muy duro para ser exitosas y, aunque tengamos una habilidad que nos permitiría triunfar, no la reconocemos, y luchamos el triple para demostrar que nuestros logros son fruto del esfuerzo. Eso es durísimo para toda una vida y lleva a que muchas renuncien a la maternidad porque no se creen capaces de todo. Debemos decirnos: «Tengo talento para este trabajo, no debo trabajar el triple para triunfar y además puedo ser madre».
ELENA: Se nos ha inculcado que tenemos que ser independientes, pero no exitosas. Muchas mujeres, al conseguir esa autonomía, se plantan. Y eso nos impide saltar a posiciones más altas. No nos creemos con capacidad para aspirar a algo mejor.
- ¿Cómo mejorar esa autoestima?
ELENA: Tiene varios componentes que hay que ir trabajando de manera progresiva. Por ejemplo, saber decir no, establecer límites o cuidarte, que es algo que las mujeres hacemos muy mal. También eliminar creencias limitantes, como esas frases que te decían de pequeña: «Con un sueldín nos apañamos las mujeres». Yo le dije a mi madre: «No, quiero un sueldazo». Igual de importante es tener claro qué es para ti el éxito y qué quieres para tu vida.
CRISTINA: Al final se trata de conocerte y ser honesta contigo misma, sin que los demás te digan qué tienes que desear. Y hay que dejar de pensar en las necesidades de los otros para centrarnos en las nuestras. Eso supone un cambio de estrategia vital. Cuando tienes baja la autoestima lo enmascaras trabajando duro y entonces no tienes tiempo para ti, y no eres feliz. Hay que saber parar. Es fundamental cuidar de uno mismo y conocer qué es lo que te importa. Y no engañarnos más, porque lo hacemos muchísimo.
- ¿Qué debemos hacer para ser capaces de pedir un ascenso o un aumento?
ELENA: Por una parte, es muy importante la inteligencia emocional, que es lo que nos permite dar un paso adelante. Y también valoro mucho la sororidad, debemos hermanarnos entre nosotras, a mí me ha servido bastante tener mujeres de referencia.
CRISTINA: Efectivamente, en nuestra generación ha habido una falta total de referentes. Y además tenemos que hacer networking, que es muy importante. Y sin connotaciones sexistas, porque irte a tomar una cerveza con un jefe no significa que te estés acostando con él. Aunque no nos guste ni nos apetezca, hay que ir a cosas fuera de la oficina.
- ¿El síndrome del impostor es consecuencia de la baja autoestima?
CRISTINA: Sí, y es curioso cómo afecta sobre todo al género femenino, por cómo nos han educado, limitando nuestros sueños y nuestras ambiciones, porque la ambición es vista como algo negativo en la mujer.
ELENA: SÍ, a nosotras nos han puesto los límites muy bajitos y cuando quieres llegar más arriba te entran los miedos y las inseguridades, no te atreves y crees que no vas a ser capaz.
CRISTINA: Y también se da en mujeres de éxito, como Michelle Pfeiffer o Emma Watson, que confesaron que lo habían sufrido, algo muy importante porque nos ayuda a las demás a identificarlo y superarlo.
- ¿Cómo se puede potenciar la autoestima de nuestras hijas?
CRISTINA: Es algo que me da un poco de miedo, porque tampoco tenemos que criar supremacistas, la autoestima al cien por cien tampoco es aconsejable. Me preocupa que digamos a las niñas que pueden acceder a todo lo que quieran, porque no es verdad. Y también es importante educar a los niños. No se trata de hacerlo por igual, sino según las capacidades, sin diferenciar en el género, y eso es complicado.
ELENA: También temo que vayamos al extremo contrario, lo difícil es el equilibrio. Daríamos un paso increíble teniendo en cuenta el lenguaje. Frases como «compórtate como una señorita» tienen que desaparecer.
CRISTINA: Además debemos replantearnos los límites que ponemos a nuestros hijos, por ejemplo, si un niño quiere hacer ballet. Hay que cambiar y dejar de perpetuar los roles.
- ¿Es posible superar el afán de perfeccionismo?
CRISTINA: Es curioso que las expectativas de perfección sean más altas para las mujeres que para los hombres. Tenemos un nivel de autoexigencia altísimo, somos mucho más condescendientes con las personas que tenemos alrededor que con nosotras mismas y eso nos hace sentirnos fatal. Yo siempre digo que la perfección es cosa de dioses, mientras que nosotros somos humanos y terrenales. Por eso mi lema personal es «abraza el caos».
ELENA: Para vencer esa ansia de perfección hay que establecer nuestras propias metas. Yo voy anotando qué quiero, a nivel profesional y a nivel personal. Y sobre todo me permito fallar, porque es humano.